En 1673, Molière, afectado de tuberculosis, estaba interpretando como actor El enfermo imaginario, la última obra que escribió. Durante la representación sufrió un ataque repentino que acabó con su vida; dado que su personaje iba con un traje de color amarillo, desde entonces se considera que el amarillo da mala suerte a los actores en la representación, por lo que se tiende a evitar ese color para la indumentaria.
jueves, 20 de noviembre de 2008
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